Que la sangre suba y tape las arterias infinitas
una gran ofrenda alzada irremediablemente al cielo
y a los suelos barridos por nuestros pensamientos.
Nada habrá que decir entonces
porque lo dado será únicamente una inmensa noche
y un enorme arabesco de constelaciones luminosas
metálicas
sonoras.
Porque en definitiva
seremos todos mudos
sordos
ciegos
y tú y yo mutilados hasta las entrañas
de las más intangibles ideas
De modo que ya no existirá
necesidad de decir ni definir:
las palabras se habrán quebrado
y la sangre se habrá diseminado
por el contorno definitivo de la vida.
Es así.
El aire y el sol que sorbemos
las canciones guardadas en la profundidad de los recuerdos
la ecuación indescifrable de las emociones
y todas las luces y todas las horas
todo grito y toda lágrima
habrán ya dejado de tener lugar
en los ojos de uno que están, digamos
cubiertos
por su propio invierno;
rodeados
de su propio infierno.
2 comentarios:
hola, tu blog se ve bien!
Espero que usted gana más éxito en el futuro!
Tremendas palabras turbias, que enlluviecen las veredas de la poesia, me ha gustado... esa forma de desatar el sentir, y dejarlo correr en la sangre.
Salu2
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