13 de septiembre de 2010

Concierto para violín y orquesta, 2º mov., P. Tchaikovsky.

Me absorben los clarinetes iniciales:
hablan en acordes patéticos
tristemente hermosos
como si la orquesta sonriera a través de su lamento
una sonrisa que no es alegría
tampoco llanto
la antesala, quizás, del llanto
o simplemente
la ambigua mueca de la frustración.