19 de agosto de 2011

Player

Grita el jugador anterior
y ahí va el otro, corre
a recibir la pelota sucia y gastada
cuando es evidente
que ya se ha terminado el juego y el pasto
quiere volver a erguirse y las tribunas
quieren ser abandonadas
porque el público
tiene cosas pendientes
que resolver en sus casas
en sus oficinas
en sus camas
Cosas sin mayor importancia
cuestionará el jugador que ya no grita
sino ríe gutural y gustosamente
al constatar el acertado golpe
de una pelota-bala
que ha atravesado tu piel
y ha expulsado tus vísceras.