En
una hora de la noche, obscura y obscena noche
se
despierta y no lo cree:
está
envuelto en el pijama de siempre, su desnudez absoluta; en sus sábanas
de siempre, en su cama de siempre. Pero en el centro de la ciudad, en una
esquina donde pasan micros mironas y transeúntes inquisidores
reprobándolo
porque
dicen que es obsceno.
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